Desde hacía muchos años soñaba con algún día poder ir a una ONG a aportar mi granito de arena. Desde que encontré Kulli por internet no dudé que sería una gran experiencia. Ya decida por ir, empezaron mis incertezas ya que nunca había viajado sola, pero una vez allí se te van todos tus miedos y pasas a ser una más de esta gran familia.
Formar parte de Kulli es una experiencia maravillosa y difícil de definir, se tiene que vivir! Las sonrisas y abrazos de los niños te dan energia para todo el día. Es increible la conexión que existe con ellos des del primer momento.
A mis 55 años he cumplido mi sueño y espero repetir de nuevo pronto.
Paquita, Vilanova de Segrià
